Historias de aprendizaje y esperanza

Un viaje a la ciudadanía - Semana de la Ciudadanía 2023

En esta Semana de la Ciudadanía, lea esta impactante historia de "Arun", un antiguo cliente del ISSofBC, que destaca las razones por las que vino a Canadá y los retos a los que se enfrentaron él y su familia una vez en Columbia Británica. Su historia también muestra su determinación para adaptarse, trabajar duro y contribuir a la vida y la sociedad canadienses a lo largo de su camino hacia la ciudadanía.

El nombre del cliente se ha cambiado a petición suya a efectos de este artículo.

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Arun es originario del sur de Asia. Tras trabajar muchos años en el norte de África y Oriente Medio, decidió volver con su familia a su país natal para estar cerca de sus padres y amigos.

Escapar de los peligros en casa

Para su decepción, su país atravesaba su peor momento de agitación política. Cada dos días se producían atentados en centros religiosos, mercados u otras concentraciones públicas, en los que a menudo morían decenas de personas. Los secuestros y robos también alcanzaban el nivel más alto que recordaba. Los niños y las familias no podían ir con seguridad a escuelas, restaurantes, cines o incluso parques.

A pesar de estas inmensas dificultades, Arun siguió viviendo allí y no quiso marcharse hasta que hubo una explosión de bomba en la escuela de su hija que hirió a muchos alumnos. Tras el atentado, Arun decidió trasladarse a Canadá por la seguridad de su familia.

Nuevos retos en Canadá

Tras un largo proceso de inmigración que duró tres años, llegó en 2012 con su mujer y sus tres hijos. Sin embargo, en Canadá, Arun se enfrentó a nuevos retos, a pesar de tener un alto nivel educativo.

Su prioridad era conseguir un trabajo y mantener a la familia. Siguió solicitando trabajo, pero pronto se dio cuenta de que era casi imposible conseguir empleo sin experiencia ni contactos canadienses. 

Con el tiempo, decidió olvidarse de su profesión original y diversificar su carrera. Su mayor baza era que hablaba siete idiomas, así que Arun empezó a trabajar como intérprete voluntario en cinco organizaciones sin ánimo de lucro. En un par de meses, le ofrecieron un trabajo de intérprete ocasional de árabe, punjabi, hindi, urdu y pastún. 

Su familia también tuvo que enfrentarse a muchos otros retos. Los sistemas canadienses de transporte, banca, sanidad y educación les resultaban completamente ajenos. Arun también tuvo que gestionar el choque cultural, abordar los problemas de sus hijos en la escuela, como el acoso escolar y el racismo, buscar un trabajo fijo y encontrar un médico de familia.

Perseverancia y determinación

Sin embargo, Arun no perdió la esperanza y siguió trabajando para mejorar su vida en Canadá. Finalmente, consiguió un trabajo temporal como trabajador de asentamiento de refugiados en una de las organizaciones sin ánimo de lucro para las que trabajaba como voluntario.

Sus hijos se estaban aclimatando a su nuevo entorno canadiense y se sentían mucho más cómodos en la escuela. Pronto, su mujer consiguió también un empleo en otra organización sin ánimo de lucro y su situación económica mejoró.

Aspirar a la ciudadanía

Su objetivo era convertirse en ciudadanos canadienses porque creían que ningún otro país desarrollado era tan favorable a los inmigrantes como Canadá. Conocían el valor de un pasaporte canadiense, así que siguieron trabajando en el proceso. En un par de años, Arun consiguió trabajo en una de las principales organizaciones sin ánimo de lucro del oeste de Canadá, y la vida empezó a ir sobre ruedas.

En 2020, los cinco miembros de la familia tenían pleno empleo y empezaban a contribuir a la economía canadiense. En 2021, todos ellos se convirtieron en ciudadanos y ahora se consideran orgullosos canadienses.

Consejos de Arun para otros recién llegados

Arun aconseja a los inmigrantes, sobre todo a los de alto nivel educativo, que sean pacientes y mantengan la esperanza tras llegar a Canadá. Deben ofrecerse voluntarios para ampliar su círculo profesional y aprender algunas habilidades necesarias para los empleos canadienses.

Deben invertir al menos dos años para adaptarse a la vida en Canadá antes de decidir marcharse. Una vez adaptados, se darán cuenta de la equidad del sistema aquí, así como de las ilimitadas oportunidades de crecimiento, y no querrán irse nunca de Canadá.

 

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